lunes, 24 de noviembre de 2008

¿La crisis o el huevo?

¿Qué fue primero? ¿La crisis, el huevo o la madre del cordero?

Esther nos ha mandado amablemente la respuesta a todas nuestras cuitas pecunarias (a través del blog de Joaquin Leguina, que recoge el ya mítico texto de Leopoldo Abadía, así que me voy a la primera fuente, si no te importa ;-D). Y no, la respuesta no es 42. El abuelete matemático más salado, Leopoldo Abadía, dice que esta crisis "es culpa de una cuadrilla de sinvergüenzas y de estúpidos".

Abadía derrocha sentido común y sencillez que es justo lo que ha faltado en estos años de boom, de credit cash, de crunch credit, de Lehman Broders y demás. Yo auguro revueltas sociales, aunque a esta conclusión llegué el sábado por la noche tras mi tercera copa de tinto y sí, ya estaba un poco pedete. Pero me cuesta creer que nos quedaremos sentados mientras nos congelan sueldos, nos recortan salarios, nos suben la luz y el alquiler, nos quitan lo poco que tenemos para que los mamelucos de los directivos de empresas quebradas como Lehman y compañía se llevan millones de euros por haber hecho mal su trabajo.

Este artículo me dejó ayer un poco triste pero algo de verdad hay en él cuando tenemos la sensación de que somos más pobres que antes. Y me pregunto si seremos nosotros la generación que cuando hable a sus nietos les diga: "En mis tiempos sí que pasábamos hambre", como hicieron nuestros abuelos con nosotros. Como si la historia fuera un círculo, y a nosotros nos tocara la parte chunga, en la que pasamos de los felices años 20 a comer mierda.

Joder, que manera de afrontar el lunes...

jueves, 20 de noviembre de 2008

Consejos guapiles, by Quelitas

Quelitas es una buena chica y nos manda un mail (sí, sí, mortadeladeluxe@gmail.com) donde ofrece más propuestas para parecer la Chífer invirtiendo el presupuesto mensual de la Esteban en libros: es decir, nada.

Consejo número 1 de Quelitas:
Las exfoliaciones corporales con posos de café que además sirve para evitar que se atasque la tubería.
Una duda me surje, Quelitas, ¿los posos del café ya hecho o sin hacer? Y no se olvide, nenas, que también puedes leer tu futuro. Guau, es todo un 3x1!!!

Consejo número 2 de quelitas:
Las exfoliaciones faciales con azúcar moreno mezclado con aceite de oliva
Mira, ese me lo apunto y me lo hago ahora mismo.

Consejo número 3:
Las mascarillas capilares de aceite de oliva caliente para el cabello seco.
Chachi. Un consejo by Perli: ni se os ocurra compraros las mascarillas de la marca blanca del Eroski. Son tan malas que te queda el pelo más suave limpiándolo con Mistol.

Consejo número 4:
Las mascarillas de clara de huevo para el pelo quebradizo.
Apuntaico queda.

Y después de los apuntes de Quelitas, me rio yo del pelo pantén prouve, ja!

De paso, Quelitas nos echa la bronca: "Pd: soy fan de Mortadela deluxe pero se actualiza menos de lo que me gustaría". Bueno, no sólo no actualizamos, ¡es que ni leemos el correo! Porque sus consejos vienen de un mail del 15 de octubre y yo ni me acordaba de la contraseña. Desde Mortadela pedimos mil perdones, prometemos actualizar más y como acto de contricción copiaremos mil veces: La crisis aprieta pero no ahoga.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Especial desincrustación

Queridos mortadelos:

A propósito de mi mudanza, ha surgido una cuestión a resolver cuando nos encontramos con el problema de los productos limpiadores.

Busca las N diferencias entre estas dos fotografías:

No he advertido sobre no comer o beber mirando esta fotografía. Si lo estabas haciendo, perdón... toma un clinex...

Entre estas dos fotos hay un par de semanas de diferencia. Además de los productos propios de limpieza de los que hablaremos en breve, han intervenido una espátula y material de juntas impermeable (que me ha quedado divino... dame unos polvos para mezclar con agua y verás que contenta me pongo...). Pero vamos al lío:

Cuando estéis en el pasillo de los productos limpiadores del supermercado os encontraréis en un mar de dudas: habrá un montón de botes con colores imposibles y etiquetas muy brillantes. Os prometerán quitar cementos, desengrasar hornos, desincrustar baños, e incluso os dirán: magia multiusos, esto lo quita todo, todo y todo lo que quieras imaginar.

Pero la magia, queridos, es para los niños. A la hora de la verdad te gastas un bote enterito de esos desincrustadores en un horno y la grasa se te ríe en la cara.

Un gato ha dejado la casa entera como los chorros del oro usando:

- Mistol (lavavajillas a mano, da igual la marca)
- Lejía
- Amoniaco
- Limpiador de baño
- Salfumant
- Antical

Mistol:

No es solo lavavajillas, también sirve de base jabonosa para la limpieza en el resto de la casa. La dosis son unas gotas en un barreñito con agua...

Coste: medio.

Lejía:

La legía es hipoclorito. El cloro mata bichos. Ergo la lejía mata y desinfecta nuestro hogar. Amemos a la lejía. Usémosla con guantes, éso sí, pero usémosla de cuando en cuando en nuestro baño y en la cocina, los dos sitios donde la higiene debe ser tal que se pueda comer en ellos. La lejía limpia nuestras balletas de la cocina babosas. Mejor enjuagarlas y escurrirlas siempre, pero aún así de cuando en cuando necesitan limpieza extra y la lejía las deja desinfectaditas. De mi época de inspectores de sanidad aprendí que más vale sucio y seco que limpio y mojado... la humedad siempre es caldo de cultivo de bacterias. A menos que el líquido en cuestión sea biocida, como lo es la lejía. Pensad además que cuando el cloro se combina con materia orgánica queda anulado y huele fatal. Si cuando usáis lejía huele muy fuerte... ya sabréis por qué es. Del mismo modo que cuando una piscina huele mucho a cloro, no está muy limpia... está muy sucia: el cloro no está desinfectando, está combinado y éso lo hace más irritante aún para la piel y los ojos.

Coste: muy barato.

Amoniaco:

El amoniaco es el desengrasante por excelencia. Olvidaos de todos los limpiahornos y desincrustantes por los que os van a pedir una pasta: amoniaco. Tiene el problema del olor, es fuerte, pero quizá conviene, como con el salfumant, dejarlo actuar y volver luego. Por ejemplo, para limpiar los fuegos de la cocina y los hierros, aún estando pegados (esa costra requemada que parece del propio hierro ya, que está soldada) basta con llenar la pila de agua muy caliente, un chorreón de mistol y otro más generoso de amoniaco. Si están muy muy sucios, echad como una cuarta parte del bote de amoniaco. Dejad sumergidos los fogones y los hierros. En diez minutos o un cuarto de hora, las nanas y el estropajo verde os decubrirán con más facilidad de la que os pensáis que había unos fogones, quizá plateados, quizá dorados, bajo aquella capa de mierda quemada. Es asombroso.

Para limpiar las baldosas de la cocina, la campana extractora y elementos que se engrasen mucho, podéis preparar un barreño con agua caliente, amoniaco y un poco de mistol. Dejará las superficies desengrasadas, y quedarán bién al secarlas.

El amoniaco es también el mejor limpiacristales. En un barreño con agua hay que echar unas gotitas de mistol y un chorreón de amoniaco. Con una balleta sumergida en la dilución se friega el cristal, y después, secándolos con un paño seco, quedan perfectos.

Pensad que si hace éso con la grasa de la cocina, lo mismo hace con vuestra piel... guantes, mortadelos, guantes. Que luego las manos duelen: os lo dice una borrica.

Coste: muy barato.

Limpiador de baño:

El limpiador de baño es básicamente jabón, pero me gusta usar uno de amplio espectro por el perfume para la casa. Mi elección es uno con detergente y lejía con aroma de limón. Con un chorrito pequeño en el cubo de fregar sirve de fregasuelos para toda la casa, además de para limpiar el baño. De todos modos, si es sólo jabón, se puede usar junto a un chorro de lejía para el baño y otras zonas de la casa, o con amoniaco para la cocina, ya que suele caer grasa en el suelo.

Coste: medio.

Salfumant:

Es un producto corrosivo cuya necesidad no aparece habitualmente. A mí la necesidad me la creó la guarra de la Toñi, pero no es un producto de fondo de armario. Llega a limpiar manchas de cemento en baldosas porosas... Pero hay que ser muy cauteloso, ya que es muy fuerte. Yo lo usé para desincrustar esa famosa costra negra que se hace bajo el agua del inodoro, que no se va ni con lejía, ni rascando con la escobilla ni absolutamente de ninguna manera. La metodología de uso es echar la botella entera en el inodoro apartando nariz y ojos del humo que empieza a desprender enseguida, cerrar el váter y salir echando mistos del baño. Volver en unos veinte minutos y el salfumant habrá desintegrado prácticamente todo, se le puede dar con la escobilla por cerciorarnos. Y ¡¡tachán!! váter blanco. Al salfumant hay que hacerle un soneto porque podría limpiar el baño más sucio de Escocia (igual es Escocía por el tema de la higiene y tal) que sale en Trainspotting.

Ah, y no lo uséis nunca sobre grifos o superficies esmaltadas... alguien lo hizo aquí y tengo un fregadero parcheado en negro.

Coste: muy barato.

Antical:

Si la zona en la que vivís tiene el agua muy calcárea, como pasa aquí, no tendréis más remedio que usar antical de cuando en cuando. Sobre todo porque los residuos de cal vuelven opacas las superficies y hacen que la porquería y las sustancias con color se adhieran más a ellos. El ahorro consiste en no fregar con ellos (ni limpia ni desinfecta... solo quita la cal), sino usarlo impregnando la balleta en las zonas en que la cal se deposita más, como bordes de grifos, baldosas de la ducha, bañera... etc.

Coste: caro.

A mí aún me queda bastante de la primera remesa de limpieza, y teniendo en cuenta toda la mierda que he quitado os aseguro que cunden mucho. Así que, olvidaos de ese montón de productos específicos y pensar qué os hace falta: ¿desinfectar, desengrasar, desincrustar? y volved a los clásicos, la lejía, el amoniaco y el salfumant, que las madres siempre han tenido la casa estupendamente con ellos.

P.D. La supervisión de Prevención de Riesgos Laborales no me deja terminar este post sin advertir: ¡¡¡NUNCA LOS MEZCLÉIS!!! Ni lejía con amoniaco, ni antical con ambos, y el salfumant ni te cuento. O la liaréis parda...